“El padre y el hijo son dos.
La madre y el hijo son uno”.
Lao Tse.
La madre y el hijo son uno”.
Lao Tse.
Por Eli Quezada
Cómo entender muchas veces que se puede ser maduro en los albores de
una adultez precoz o adolescencia interrumpida, mientras a lo interno de esa
presunta madurez, se cuece, bulle, grita impotente una inmadurez emocional que
crece con los años hasta alcanzarnos en la vejez.
Y es fácil recurrir aquí al ejemplo de niños que trabajan para ayudar
en sus casas, a sus padres y hermanos; cuando su preocupación no debería ir más
lejos que estudiar y asistir a la escuela y disfrutar del tiempo libre para
jugar.
No todos forzosamente sufren de estos fenómenos emocionales en el
proceso de crecer y hacerse grande porque simplemente no se dieron cuenta que
fueron niños mutilados o porque buscaron ayuda y se auto restauraron. Otros,
probablemente, serán hombres y mujeres rotos, heridos no en su capacidad de dar
amor, pero si en su capacidad de comprender el amor.
Primero quiero ponderar el hecho de que nunca me han atraído las fechas
comerciales que de cierta forma sugieran, o decidan que se debe regalar como
con carácter obligatorio como en la navidad, cumpleaños, madres, padres,
maestros, etc. Pienso, en ese sentido, que un regalo es un acto voluntario y
que lo debe decidir cada persona no como ‘necesidad creada’. Lo demás como dije
es comercial, es publicidad, sugestión y cierta forma de esclavitud mental que
hace más pobre al pobre y más rico al rico.
Cuando no hay dinero pero hay creatividad, no hay problemas; una se las
arregla para pintar un cuadro, hacer un flan- una torta o una carta, o recortar
una flor en el jardín... y esos son detalles que verdaderamente a madres como
yo, conmueven.
Ahora bien, cuando no hay dinero ni creatividad, usted se puede
alcanzar a imaginar la ansiedad y angustia innecesaria que causa no poder
dejarle un juguete a tu hijo en nochebuena, por ejemplo. O no llevarle a la
madre un presente en nuestro ‘supuesto’ día, cuando todos los días son de
madre.
A mí me pasaba cuando aún era inmadura, cuando pensaba que el dinero
era importante (hace muy poco, eh!) Luego comprendí que somos espantosamente
manipulados desde todos los francos... por la tele, los celulares,
dispositivos, carteles en las calles, propaganda escrita, etc.
Desde que debuté como persona madura, como a los cuarenta y pico, allá
en New York; no me dejo afligir con algo
tan banal. Fui una niña vieja. Ahora pretendo ser una vieja joven fiel espejo
de mi madre; pero con una conciencia desarrollada a base de lecturas y
autoaprendizajes al vapor. En fin... con ciertas neuronas pensantes que me
permiten tener mucho que aprender.
Trabajé desde adolescente y posiblemente viví tan rápido todo ese
hermoso proceso de crecer que añoro esos momentos para saborearlos como tragos cortos e intensos de la mejor bebida
envejecida.
Es cierto: “hay más placer en dar que en recibir”... definitivamente;
pero muchas veces no se puede dar lo que no se tiene ni se ha tenido nunca.
Ahora bien... siempre hay algo que podemos dar aunque no tenga precio en el
mercado pero si valor... valor sentimental.
Y eso va por muchos sentidos. Las masas se dejan adoctrinar, alienar,
imponer la música, los discursos políticos, la dramatización del quehacer
estatal, y hasta la moda... y si no somos avispados, y con alguna neurona
pensante nos determinan hasta el caldo de gallina que le debemos echar a
nuestro cocido, que a propósito es fatal para la hipertensión arterial.
A propósito del ‘día’ de la madre dominicana y de la necesidad de
pensar... me cuestiono y lanzo la bola al debate público sobre la necesidad de
diferenciar el concepto de Madre.
Madre no es quien se embaraza biológicamente y tiene una criatura y la
ve crecer de lejos como Dios quiera, por no decir, sin compromiso social,
emocional ni humano. No, eso no es ser madre.
Madre no es aquella que educa violentamente. Endilgando toda suerte de
culpa y frustraciones propias a los hijos... no entra en la clasificación de
madre. Madre tampoco es la permisiva. La que todo lo permite y aplaude. La que
soluciona con regalos sus ausencias. La que compra besos y abrazos. Eso no es
ser madre. Madre no es aquella que grita, que se enfurece, que maltrata de
forma sicológica y física a sus hijos cuando las cosas no le salen como quiere.
Repito No es la que manipula, la que controla, la que quiere ejercer
tiranamente... la que manda porque si... Madre es la que explica, la que
escucha, la que gobierna democráticamente y acepta cuando se equivoca. Madre es
la cómplice de la vida.
Madre no es la que controla al padre y a los hijos porque no tuvo una
infancia igual. No es la que recuerda que tienes suerte de tener padre y madre
porque no tuvo eso. Como si los hijos fueran culpables de los atropellos de sus
antepasados. Madre no es la que se vale de los hijos para chantajear
emocionalmente a su ex con ellos. Mucho menos la que habla pestes del padre delante de sus hijos, aunque se lo
merezca. No, eso no es ser madre. Una madre se puede equivocar y es válido pero
nunca ser mezquina. Eso no ingresa en la naturaleza de una verdadera madre.
El sinónimo perfecto de la palabra madre es abnegada, o lo que es lo
mismo... virtuosa. Una madre siempre es sacrificada. Una madre ama por encima
de todo. El amor de una madre no tiene precio pero tiene valor. Valor que se
sustenta en la justicia y la ética. El amor lo puede todo. El amor perdona. El
amor todo lo sufre en silencio, sin rencores, sin memoria...el amor de madre no
manipula. No pide, no exige, da. Da en abundancia. Da de su sueño:
Madre es ese insomnio perenne que nace con los hijos y ya nunca nos
deja. El amor de madre da sin esperar nada a cambio. Solo amor.
La madre es un ser divino. No toda mujer que tiene hijos es madre. Ni
toda mujer que no tiene hijos no lo es. Se puede ser madre con el compromiso,
la dedicación, la sabiduría, con la
entrega, con el amor, nuevamente. Lo más importante es la presencia, el abrazo,
el hacer la tarea diaria, el beso, la mirada, el apoyo incondicional... el
estar ahí respirándoles al oído... leyendo sus preocupaciones. Siendo ejemplo
de que la vida no fácil pero hay que ser la mejor versión de nosotros como
amante madre, guía, hijo-a, esposo-a, amigo-a.
Una madre es un diamante en bruto que se va puliendo con los años de
amor y dedicación a sus hijos. ¡Que vivan las madres del mundo! FELICIDADES a
las madres dominicanas.
EliQuezada,
27-5-2018
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