“Mrs.Dallaway
y The hours” de Virginia Woolf.
Por Eli Quezada
“La conciencia es un
trazo de unión entre lo que ha sido
y lo que será, un
puente entre el presente y el porvenir.” Henry
Bergson
Si hay un tema que me
toca, particularmente, que me conmueve hasta los huesos, es la angustia
creativa y los desórdenes mentales. Y como si esto fuera poco, ya saben que amo
estos paradigmas de grandeza que a pesar de sus limitaciones dejaron sus
huellas inscritas en la historia en este
caso de la literatura. Es Virginia Woolf
y su metabiografia “Mis. Dallaway” que llevada a la pantalla grande como The
hours (Las horas) permite a los no lectores conocer una figura de su
talla. Otros análogos fueron Van Gogh, Rilke, Tolstoi, Emily Dickinson, etc.
“Mrs. Dallaway” (La
señora Dalloway) se publica en 1925. Relata un día en la vida de Clarissa
Dalloway, una mujer británica de clase media alta en los albores de la finalizada Primera Guerra Mundial. Desfilan, claro, una variedad de personajes
que nos revela el carácter socio
sicológico del periodo de entreguerras. La autora crea como perspectiva y
estilo narrativo un monólogo narrado desde la omnisciencia, en tercera persona.
En este caso es omnisciente pero les da
voz a sus personajes, le permite a cada uno su propio monólogo. Una característica vital pues este uso permite
expresar los pensamientos y las sensaciones que experimentan tanto Clarissa
como los demás personajes y así entender de primera mano lo que su autora nos quería revelar de una
sociedad rota y desmoralizada. El tiempo es muy importante tanto para la
estructura como para los personajes de la novela. Virginia Woolf estuvo a punto
de titularla “Las horas” justamente como se ha nombrado la película que me
lleva a escribir sobre este drama.
Es una obra que se
detiene especialmente en el fluir de la conciencia de los personajes y a través
de esta detallar el sentimiento común de la época. De lo que se trata, a grandes rasgos, es poner
en perspectiva la idea del tiempo, repito, la juventud, el envejecimiento y la muerte, desde un carácter existencialista y hasta
nihilista. Pone en perspectiva esa insatisfacción generalizada que exhibe
Clarissa pero que nace en la autora y se refleja en el personaje de la madre de
Richard y sus ideas suicidas... sus ideas del cansancio del hogar, de ese pesar
por la existencia humana... hasta que logra abandonar y dejar a su esposo e
hijos. Tema que es al final que se desvela...
El estado mental de
la autora se irradia a varios personajes: Richard, Laura, Clarissa, pero no con
el mismo grado de ansiedad o de
locura... En el caso de la autora y su arquetipo (Laura) tiene un estado mental
delicado, de marcadas confusiones, de disgustos. Igualmente el hijo que venía en su vientre, Richard,
nace con esa idea de suicidio. No se trata únicamente de insatisfacción como la
que siente Clarissa, ni los demás asuntos por resolver que iremos develando. Es
un estado mental llevado al límite por el cansancio, el desamor, las guerras, las formalidades convencionales,
la socialité, las preferencias sexuales, etc. con lo cual tuvo que subsistir la
autora y que dramáticamente cuenta como carta de dispensación para su esposo y
familia por el subsiguiente suicidio. Nueva vez, estados alterados de
conciencia justo en la época de la novela realista sicológica imponiendo un estilo poético propio y nada convencional en cuanto al monólogo interior.
Además del tiempo,
es la muerte otro lugar común aunque se
puede decir que es esta (la muerte) una parte vital dentro del ciclo de vida,
de existencia humana, por tanto del tiempo. La muerte está presente
constantemente en “La señora Dalloway” y en la película... especialmente para
Clarissa, Laura y Richard. Prueba de
ello es el suicidio de este que refleja igual que su madre la idea inequívoca
de la autora (Virginia Woolf) de angustia de opresión existencial, de sicosis o
malestar por la vida.
Es puntual el hecho
de que ese niño que llevaba la madre de Richard en su vientre haya absorbido
toda esa idea de suicidio, de insatisfacción y de muerte desde su estado
neonato. Por supuesto que el valor semántico viene dado por los recuerdos y símbolos
relacionados con la idea del tiempo, de la muerte, etc. Por ejemplo, el Big Ben que marca el paso constante
del tiempo, lo que hace que los personajes se vean envejecer y tomen conciencia
de la muerte. Clarissa, en particular, nota ese paso del tiempo sobre todo
cuando se reencuentra con sus amigos del pasado, Sally y Peter, lo que pone de manifiesto cuánto tiempo ha pasado
desde su juventud... de nuevo, el paso de las horas.
En cuanto a la
película Las horas, debo decir que
fue rodada en 1999 obteniendo varios premios. Fue Stephen Daldry, en 2002, un director de cine independiente, que
la llevo a otros niveles, por el tratamiento del tiempo nada convencional. El
reparto lo conforman entre otros, actrices tan consagradas como queridas como Meryl Streep, Nicole Kidman y Julianne
Moore. Básicamente es un drama meta- biográfico, profético, si se quiere, como
ya hemos venido contando. Un drama auto-predestinado, visualizado y ejecutado
en 1941.
La sinopsis de la película es la siguiente:
Son tres historias
de mujeres en la búsqueda de un sentido a sus vidas: la autora y sus espejos
arquetípicos o creaciones. Cada una de ellas vive en una época diferente, pero
las tres están unidas por sus angustias y sus miedos. Por su insatisfacción
banal, vale decir por su malestar existencial.
Virginia Woolf, la
autora que se auto-integra en el drama, vive en un suburbio de Londres a principio
de los años veinte, lucha contra su locura mientras empieza a escribir su
primera gran novela, "Mrs. Dalloway" donde se descubre y se define tejiendo un puente entre su presente, su pasado y el futuro como premonición.
Laura Brown, una esposa y madre de Los Ángeles a finales de la Segunda Guerra
Mundial, lee "Mrs. Dalloway" y la encuentra tan reveladora (espejo)
que empieza a considerar un cambio radical en su vida. Y...
Clarissa Vaughan,
una versión contemporánea de "Mrs. Dalloway" aunque no su arquetipo
vive en la actualidad en la ciudad de Nueva York, y sigue atada emocionalmente
a su amigo y ex pareja Richard, un brillante poeta enfermo de SIDA que para mí
encarna la idea de suicidio de la autora hasta llevarlo a cabo como bien dice
en su frase célebre: “Alguien tiene que morir para que los demás aprendan a
apreciar la vida”. Virginia Woolf fue
una persona singular, especial, tenía su propia visión sobre el mundo, la vida,
las personas, el amor. No solo poseía un talento, una angustia creativa sino
que vivió poblada de voces que le hablaron todo el tiempo... de modo que era lo que hoy llamamos bipolar. (enfermedad que encierra manias-depresiones)
Sabemos que la
película trata sobre la obra y vida de Virginia Woolf y hay ciertos aspectos de
relieve que se deben anotar. Clarissa redime a los personajes y a la autora...
en ella se pueden encontrar las ideas de lesbianismo encubierto no solo en la
autora (por la época donde era impensado el tema) si no en Laura (madre de Richard) quien, a
pesar de su insatisfacción decide vivir para darle vida a su hijo... Aparenta ser la mala de la historia pero no
es más que una mujer insatisfecha... o posiblemente enferma mentalmente. No
apta para amar convencionalmente; y como paradoja abandona a su familia como un
acto de amor. El tema de la homosexualidad y la exposición de la enfermedad son
sacados de una forma estéticamente abrumadora como tara que sacudió a la
sociedad de ese momento. Tanto la película como la novela nos permiten
desgranar temas importantes de aceptación, de demencia, de preferencias, de
matrimonio...etc.
La película
comienza con agua, lo que nos da el tema de la vida. Nos conduce hasta el
comienzo de la trama aportando una sensación de calma y serenidad única. A la
vez nos sitúa en tiempo y lugar: Sussex 1941
(Lugar y fecha de la muerte de Woolf) . A continuación, comienza de
verdad la historia de una mujer desesperada que le escribe una carta a su
marido contándole las razones que le conducen al suicidio y dándole las
gracias. Un comienzo fuerte ya con la idea de la muerte y el suicidio en primer
plano, sin preámbulos de por medio como expresión de que no hay horas posibles
en la toma de esas decisiones.Cuando este
desgarrador testimonio acaba, el escenario cambia radicalmente llevándonos a un
típico barrio de los Estados Unidos en los años cuarenta. Un hombre entra en su
casa con flores amarillas (como símbolo de muerte) y contempla a su mujer mientras duerme. El
sueño inmediatamente vuelve a llevarnos al destino de la enigmática mujer del
río, salvada por su marido y sometida a tratamiento médico, podemos observarla
tumbada en su cama pensativa.
Volvemos a cambiar
de escenario, otro diferente de los anteriores, Nueva York en 2001. Una mujer
entra en su casa y se acuesta en la cama con otra mujer que tiene la misma
calma aparente de las anteriores. Suena el despertador para las tres. Cada una
comienza su rutina, la mujer de Nueva York se arregla el pelo en el espejo del
baño, la mujer de los años 40 toma un libro revelador, “La señora Dalloway” de
Virginia Woolf, la enigmática mujer del río. El despertador ya nos advierte de
la relación entre estas tres mujeres, pero no sólo eso, a continuación, lo
harán las flores. Virginia Woolf, le dice a Leonard, su marido, que ya tiene la
primera frase para su obra, sube a su estudio y piensa en alto:
“La señora Dalloway
dijo que compraría las flores ella misma”.
La mujer de los
años 40, Laura, lee esa frase al comienzo de la novela. Y Clarissa, dice en voz
activa exactamente la misma frase... nos
damos cuenta perfectamente de cuál es la relación de las tres mujeres:
Virginia Woolf
escribe una historia sobre la vida de una mujer que Laura Brown lee, sobre una
mujer que puede existir en cualquier momento, incluso puede ser la vida de
Clarissa en el año 2001. Otra maravillosa idea sobre el tiempo, hay cosas que
ni el tiempo puede llegar a cambiar, hay aspectos de la vida que ni siquiera el
poderoso paso de las horas puede perturbar y mucho menos, hacer desaparecer.
Este breve
fragmento de filme nos muestra también como se desarrollará la trama en cuanto
a estructura se refiere. Observamos ágiles flashbacks y flashfowards que eslabonan
estas tres historias con una simultaneidad atemporal brillante cuyo punto de
partida es la obra que escribe Virginia Wolf. Este recurso nos refuerza la idea
de la película, el hecho de jugar con el tiempo, hace que lo tengamos en mente
constantemente y que además podemos ser dueños en gran medida de nuestro
tiempo, manejarlo y organizarlo a nuestra conveniencia dentro de los límites
marcados, evidentemente hablamos de una obra ficticia pero de carácter
realista. Recordemos el boom de la novela realista psicológica del momento en
que esta se escribe.
Una persona
influyente en la vida de la autora es la hermana con quien llevo una relación
cordial, pero algo fría. Ella la trata como a una loca y Virginia se daba
cuenta de eso; pero no es de ese tipo el problema, la escritora es una persona
sin filtros que es capaz de hablarle a una niña, en concreto, a su sobrina, a
cerca de la muerte sin ningún tapujo. Clarissa vuelve a casa ilusionada porque
parece que al final Richard siente ilusión por la fiesta, estarán todos sus
amigos del pasado. Cuando vuelve a por él, Richard no parece muy por la labor
de prepararse, pero tampoco se le ve deprimido, al contrario, está eufórico.
Pero una ingrata sorpresa se lleva Clarissa cuando éste se acerca al quicio de
la ventana y se apoya en él, y tras lo que son sus últimas palabras, se
suicida, ya lo dijo Virginia, “El poeta debe morir” para que los demás valoren
la vida.
En este punto nos
damos cuenta de que las tres historias han transcurrido en un solo día, tal y
como anunciaba ya Virginia en su estudio. En este preciso momento es cuando nos
damos cuenta del significado completo de la película: Lo importante que son
unas horas en la vida de una mujer, cómo un solo día puede ser decisivo para mucha
gente que al parecer no está vinculada, la grandeza de los pequeños actos.
Además confirma lo que veníamos diciendo a lo largo del trabajo, el tiempo
puede ser poderoso, pero hay cosas que son constantes. Un
suicido desesperado, una muerte deseada, un genio perturbador que se ve
truncado y no puede avanzar ni siquiera a la locura, un amor que hasta hace
poco hubiera sido un tabú, relaciones familiares tensas e insólitas, la
conciencia de que el éxito al final no es nada, el amor por la literatura y todo
ello formando una paradoja. El mismo tema, distintas visiones nuevamente.
Concluyendo “Las horas” y “Mrs. Dalaway” es la vida de
Virginia Woolf que trata sobre la vida cotidiana, la homosexualidad contenida y
la superación de los conflictos existenciales, la locura, la muerte, el
suicidio, el talento e ingenio de una escritora consagrada, el amor
incondicional, la familia y sus relaciones por deber y no por devoción, el paso
de los años y la felicidad, el éxito, la literatura y las paradojas del mundo.
Las horas están formadas por minutos, por instantes,
por pequeñas cosas que nos conforman un día, un mes, un tiempo, toda la vida...
tomar el té o café, cargar una sobrina, comprar flores, adornar la casa, salir
al mercado, hacer un pastel, leer un libro... cuando hay insatisfacción
existencial nada de esto nos llena... todo es tan trivial, incluso celebrar
éxitos propios o de un buen amigo, preparar fiestas, etc. Cuando el ser humano
se agota de existir por infelicidad o por cansancio o malestar prefiere morir.
Y con esta nota final deja a su esposo, pero deja al
mundo, a todos sus lectores:
"Querido
Leonard: mirar la vida de frente, siempre mirar la vida de frente, y conocerla
por lo que es. Finalmente, conocerla, amarla, por lo que es. Y después, guardarla.
Leonard siempre los años compartidos, siempre los años, siempre el amor,
siempre las horas."
Eq/eq