Por Eli Quezada
“El oficio del poeta no es
mostrar caminos,
sino, ante todo, despertar la
nostalgia.”
Hermann Hesse.
Y
justamente es lo que ha logrado Milagros
Bauerbauer, esta joven mujer peruana radicada en Oslo, Noruega con su opera
prima “Quiéreme, por favor” de un realismo
crudo y vivencial; mágico y honesto; fluido y desafiante; triste y
conmovedor, pero más que eso, valiente y
positivo. Eso que el lector apasionado busca en toda historia. Me
he visto en su espejo. He vivido su historia que me lleva a recordar los diarios y libros de la gran Virginia Woolf, y es aquí que despierta
la nostalgia como dice Hesse.
Y
es aquí que, guardando la distancia, se mata ‘al ángel de la casa’,
parafraseando a Woolf. Se matan esos espectros reales que dieron vida a esta
obra. Es allí que el personaje real,
‘milagros’, tiene que luchar con todos esos fantasmas de carne y hueso que la
fueron construyendo primero de cenizas y barro; luego al llegar a esa etapa
donde debe decidir los sentimientos y
donde hay la certeza de reconstrucción
que requiere todo ser humano prioriza y da paso al amor.
Y
el amor la salva. La hace fuerte. Se reconstruye de arcilla y cemento y se
crece, y es la autora que nos regala generosamente su verdad… verdad que es su bastión
porque ha matado aquellos momentos que
la angustiaron y posiblemente la pudieron haber hecho amargada, resentida,
llena de traumas, sin embargo, le dieron fuerzas para crecerse y transcender. Y
es una de las funciones de la escritura. Porque
escribir es un rito donde se sepultan todos nuestros temores.
Y
al transcurrir la historia se siente esa levedad que ocurre en la autora… se va
percibiendo su ligereza, como si aquellos fantasmas desabordaran su alma. Como
si la maleta estuviese vacía. O como si, en mi caso, (vivencialmente), las hubiera perdido, o echado al vacio.
Insisto que hay una correlación interesante entre la novela de Milagros Bauerbauer y lo
que fueron los demonios o ángeles que atormentaron a Virginia Woolf. Por
ejemplo, dice Herbert Marder en
“Virginia Woolf, la medida de la vida” que y cito: “Según el mito, las
mujeres virtuosas vivían en un estado casi incorpóreo, elevándose etéreas sobre
los impulsos animales y dedicando su vida al bienestar de la familia.” "…en
ese entonces era imposible lograr una relación verdadera entre hombres y
mujeres. El Ángel había infectado sus
vidas de irrealidad.
Siempre han
existido esas luchas entre los supuestos
‘valores virtuosos’ de una mujer, independientemente de los de un hombre a
quien todo se le es permitido. Y
justamente ese es el ángel (o fantasma, digo yo) a los que se enfrentó Woolf, Bauerbauer, yo y todo ser humano con un núcleo
familiar disfuncional por diversas razones (enfermedad, separación, brutalidad,
violencia, etc.). Esos que amamos, que veneramos, que se suponen deben ser
nuestros paradigmas, y que nos hicieron daño con o sin conciencia; pero que, al
fin y al cabo, nos amaron a su manera. Y nosotros a ellos.
No hay tanta diferencia
en nuestra realidad actual. Las mujeres
y los hombres no logran conciliar sus diferencias que, gracias a Dios existen; y de la única forma que la
vislumbro es que haya tolerancia entre ambos o que la mujer y el hombre manejen
ciertos grados de sumisión-adaptación. Y esto va
para toda relación interpersonal (LGTB) incluidos. Una sumisión inteligente. Vale decir tener la
última palabra pero en boca del otro, por ej. Ya las abuelas empoderadas lo
lograron... por qué nosotras no?!
En fin, “Quiéreme,
por favor” es una novela que nos habla de esas relaciones primeras que nos
forjan el espíritu en el dolor; para luego hacernos crecer en él hasta crear
alas y volar y hacernos libres de toda atadura o trauma por los acontecimientos
vividos; sino, por el contrario comprender que toda acción es producto de otros
dolores, otras razones y que el amor lo cura todo… de lo que se trata es de romper el círculo
vicioso. ¿Cómo? Sanando, enfrentando esos miedos y recomenzar en ceros
siempre de la mano del amor. El verdadero amor no daña.
Otro punto que me
parece similar a la obra de Virginia Woolf es lo que define Marder como: “… la fascinación por la forma en que la gente se transforma
bajo presión.”
Dicho
de otra forma, Milagros relata todas las vueltas que da la vida alrededor de su
núcleo familiar y nos da detalles de las caídas, de las mudanzas, de la ruina
pero de la riqueza…mejor dicho, que el dolor
o situaciones límites nos llevan al borde y son el mejor maestro.
Las situaciones
vividas por el personaje principal puede dirigir a cualquier mortal a la locura
pero esta fuerte e invencible mujer se aferro a la herramienta vital, el amor
que ‘lo cura’ todo.
Invito a futuros
lectores a leer esta interesante y conmovedora novela, “Quiéreme, por favor, y
claro que te quiero, milagros y te quieren todos tus ancestros donde quiera que
estén. Eres un
alma extraordinaria.
/eq.
Eli Quezada es dominicana, maestra retirada, analista literaria y articulista.
Escribió: “Amores rotos” prosa poética, [Alternativa Editorial, Madrid, 2004] “Piel de
abril” [Bubok Publishing, Lulu, Amazon, USA 2011] [ y la novela coral “Baladas de Mujeres
Verticales”[Amazon, 2014]con Julie De Grandy y Sonia Fides, entre otros.
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