jueves, 31 de mayo de 2018

"Los efluvios de las rosas", De Fernando Bermúdez. Análisis literario


Por Eli Quezada



“La finalidad del arte
es dar cuerpo a la esencia secreta de las cosas,
no el copiar su apariencia.”
Aristóteles.


Es importante para mí luego de disfrutar la lectura de un libro como obra de arte...en este caso  de un poemario... sentir pero entender lo que el autor quiere dejarnos como meta mensaje en su escrito. Los signos que la hacen ser  representativa de una época, de un pensamiento, de una circunstancia. Lo que determina su autenticidad y su legado a posteriori.

Una obra de arte en cuanto es creativa siempre nos proporciona la posibilidad de destejer varias lecturas.  En el sentido eminentemente estético ya Einstein lo dijo: “La belleza es mirada” lo cual nos sugiere que cada mirada tiene algo que decir o aportar.

Cada obra nos permite  un reflejo reflexivo que nos conecta si o si con la obra y tiende a conmovernos como acto de espejo, que  es devuelto por el lector a la obra... por supuesto hablo de una verdadera obra de arte. Y esto se aplica a un libro, una música, una sinfónica, una pintura, una voz, una obra dramática o una pieza de ballet.

El arte tiende a regalarnos placer a manos llenas. Placer al crear; placer al admirar. Placer al ejecutar; placer al mirar.   Y allí se conjugan lágrimas, recuerdos, analogías y memoria histórica que nos hace estremecer ante la estética visual, sentimental, en todo caso es la simbiosis que se crea entre el espectador y la obra de arte.

Por eso me gusta rondar por los significados posibles de cada palabra. Comenzando por el título del libro que ahora nos ocupa: “Los efluvios de las rosas”, estamos hablando de efluvios, emanaciones, fragancia de las rosas... no obstante sabemos que el autor no se queda en el mero hecho químico olfativo, orgánico del acto de percibir si no que  va más allá. Nos habla de oxígeno vital... nos habla de vida, nos habla de esos instantes sublimes cuando nos conectamos con la tierra, con la mar, con la luna o el sol. Nos habla de amistad. Todo es emanación, exhalación, es vida, contrario a muerte que es expiración, muerte, final y que, como cantó Manrique en sus famosas coplas, nos toca a todos por igual, grandes y chicos, pobres y ricos. En ese sentido “Los efluvios de las rosas” de Fernando Bermúdez es una obra que nace del amor, de amor humano y divino, de amor físico y espiritual, de vida. Este poemario está dibujado de pasión poética, de amor a la vida; de amor a las rosas que son metáforas fragantes de una vida perfumada de talento como la de este maravilloso escritor aragonés:

 “... hueles amor, igual que los jardines,
de mi Levante moro de azahares...
Hueles amor al alga de mis mares,
revoleada en la arena entre jazmines.” (pp.73)

En él, en su literatura, en su decir se conjugan fuertes elementos... De ricas y elevadas figuras retóricas... danza entre la razón y el corazón, nueva vez por tal razón, es su poética de fuerte influencia mística. Su corriente filosófica viene de Aristóteles.  Conoce al dedillo la copla, el soneto y la versificación por tanto va desde versos libres, pie quebrado hasta endecasílabos y alejandrinos.

“Los efluvios de las rosas”, es un documento de amor  donde su autor se regala a manos llenas a sus lectores. Si fuese una pintura figuraríamos un autorretrato o antología de su pensamiento y su vida. Lo clasifico como un libro de facturación mística, a pesar de que algunos de los estudiosos de la literatura mística rechazan que se pueda llegar a Dios por el intelecto, (la razón);  otros afirman la posibilidad de la unión con Dios a través del amor,  y cito:
“Ama la  vida, del amor naciste.
Goza como los niños y las aves,
del blanco seno y el caliente nido.
Amar lo es todo, conocer no es nada.”

“Deléitate en los brazos de tu amada
sin descender al fondo de tu goce.”
“Amalo todo, bebe de las rosas,
como la abeja, el zumo y la dulzura,
entrégate a la gracia de las cosas,
la vida como el arte es la ternura.” (pp.34)

Bermúdez usa en la construcción de sus poemas  un  lenguaje paradójico, como en el siguiente verso: “¿Quién la razón de la razón conoce?” etc., y casi estoy segura que usa el recurso de interiorización al ejecutar sus poemas místicos, lo que quiere decir que tuvo una preparación ascética (ahoga sus sentidos y provoca instantes de elevación que bien podrían llegarle sin proponérselo), y cito:
“Yo pienso en ti, señora,
Tú vives en mi mente
sin tregua, a toda hora. ¡Ave María!”
en mi lóbrega y yerta fantasía,
brilla tu imagen, apacible y pura, ¡Ave María!
Como el rayo de luz que el sol envía,
A través de una bóveda sombría, ¡Ave María!”(pp.93)

Por tanto puedo inferir que consiente el paralelismo entre el amor místico y el amor humano. Obviamente cada cual en su real perspectiva.  Logrando versos de mucha calidad. El libro contiene una poética de finísimos y caros registros donde se pueden notar referencias medievales de un Jorge Manrique;d pero además citas magistrales del trabajo de Gustavo Adolfo Bécquer como además esos aires espirituales y místicos como los de un San Juan de la Cruz, Santa Teresa de Jesús, etc.:

Transgresión a Jorge Manrique
“Recuerde el alma dormida
avive el seso y despierte,
contemplando
¡cómo pasa la vida!

Más no la mía,
qué aferrado estoy en ella
viviendo latente noche y día.
¡No me arrebates mi vida!

‘Nuestras vidas son los ríos,
que van a dar a la mar’
que es fenecer por igual,
allí los ríos caudalosos,
allí los otros medianos,
y más chicos.
Allegados son iguales,
ricos, pobres, claroscuros.”

“Los ríos que van a dar a la mar...” (pp.77)


El título del libro está inspirado en un bodegón de su esposa,   Edel Melero,  destacada artista plástica que propone un jarrón con un ramo de rosas multicolores. De modo que el binomio amor-rosas se convierten en letras que proclaman todo el camino o la cosmogonía del hombre per se. Y los principales temas como la vida, el rio, la mar, la muerte, la luna, la noche, el sol, el día... y un pensamiento preclaro que nos reafirma que estamos ante un pensador poeta o poeta pensador que se circunscribe en la camada de grandes pensadores escritores contemporáneos. 

Los que conocemos o leemos a Fernando, sabemos de su gran devoción y culto Mariano. En especial a la Virgen de Sancho Abarca de su natal Tauste, y como tal lleva impregnado ese misticismo, o esa espiritualidad doquiera que se mueva. Sea en el ámbito narrativo, histórico o poético a lo largo de su carrera literaria. Su elemento natural tiene que ver primero con su deseo profundo de instruir; segundo por su sensibilidad creadora per se; y tercero por  la estética de la adoración, de la divinización y por tanto, de la espiritualidad o Fe. Y por tanto su obra tiene triple valor. Valor semántico y alegórico per se y valor espiritual y didáctico, amén de lo lirico. Para el poeta los valores, repito, amor, tiempo, que  transcurre inexorable, y muerte son elementos fundamentales de su construcción, y cito:

“El amor...
 es como una mariposa
que,
cuando es perseguida,
esta fuera de tu alcance,
pero,
si te sientas
en silencio,
es posible,
que se pose
sobre ti.” (pp.88)


Fernando es un escritor, que como yo, cree en la inspiración que viene de la mano de la preparación como un elemento divino, como una gracia. Más allá de la instrucción, de su academia, del empirismo y materialismo dialéctico  es un hombre de fe profunda, que cree en el misterio, que cree en el milagro, y como tal expresa esa divinización como parte de esa intensidad, esa pasión, ese amor.

Los efluvios en la literatura de Fernando  no solo huelen a rosas si no que son, definitivamente, de una plural riqueza olfativa y cognitiva; me huelen a orquídeas, a jazmines, a lirios, a tomillo;  y su texturas son clásicas-medievales, unas veces; otras de profundidades posmodernas y pensamiento ético- social; divinamente romántico y  siempre con una construcción formal, diáfana, de sinestesia intensa. Fue un placer leer su obra y recomendarla a todos ustedes.

Eli Quezada

Breve biografía del autor
Fernando Bermúdez Cristóbal
Nació en Tauste, “Perla” de las Cinco Villas de Aragón. Graduado en Ciencias Sociales por la Universidad de Zaragoza. Estudió Derecho en la UNED, y Metafísica mediante la Universidad de San José (California). Es lector asiduo a la literatura y un melómano de la música clásica. A la temprana edad de los 14 años comenzó a escribir novela corta. Colaborando como articulista en los periódicos Amanecer, El Noticiero y Heraldo de Aragón. E igualmente ayudó a impulsar la revista Bardenas. Más tarde, pasó a llamarse Arada y Cultivo. Escribía con plácet de la época. A los 17 años el periódico Amanecer quiere contratarlo como redactor de dicha prensa. Le halaga la oferta. Fueron momentos singulares en su vida. Rechaza la oferta de Amanecer y también una propuesta de la Editorial Rollán de Madrid. A los 18 años se dedicó al estudio universitario. Dejó atrás un bagaje literario de veinte novelas cortas y cientos de artículos como colaborador de los periódicos y revistas comentados. Por circunstancias de trabajo, se ausentó de Tauste en el año 1972. Actualmente reside en Zaragoza.

Bibliografia:
Casio de Tahust, -novela histórica. Editorial..., 2011.
Al norte del remanso. (Cuento pedagógico infantil), 2012
Pacioli & Aurora, (novela histórica-pedagógica-Renacimiento italiano), 2014.
La colina del purburel (novela de época, Zaragoza, España en los 20’ y 30’), 2016
Relato favorabilis de lectura. (Relatos,cotidianidadsocial, regional) 2017.
Los efluvios de las rosas, Editorial Vitrubio, Madrid, Casa del libro, 2018.

Para descargar el primer capítulo de la novela “Casio de Tahust” y el cuento infantil favor ir a este sitio:




sábado, 26 de mayo de 2018

La mejor versión de Madre.

“El padre y el hijo son dos. 
La madre y el hijo son uno”. 
Lao Tse.
Por Eli Quezada
Cómo entender muchas veces que se puede ser maduro en los albores de una adultez precoz o adolescencia interrumpida, mientras a lo interno de esa presunta madurez, se cuece, bulle, grita impotente una inmadurez emocional que crece con los años hasta alcanzarnos en la vejez. 

Y es fácil recurrir aquí al ejemplo de niños que trabajan para ayudar en sus casas, a sus padres y hermanos; cuando su preocupación no debería ir más lejos que estudiar y asistir a la escuela y disfrutar del tiempo libre para jugar. 

No todos forzosamente sufren de estos fenómenos emocionales en el proceso de crecer y hacerse grande porque simplemente no se dieron cuenta que fueron niños mutilados o porque buscaron ayuda y se auto restauraron. Otros, probablemente, serán hombres y mujeres rotos, heridos no en su capacidad de dar amor, pero si en su capacidad de comprender el amor.

Primero quiero ponderar el hecho de que nunca me han atraído las fechas comerciales que de cierta forma sugieran, o decidan que se debe regalar como con carácter obligatorio como en la navidad, cumpleaños, madres, padres, maestros, etc. Pienso, en ese sentido, que un regalo es un acto voluntario y que lo debe decidir cada persona no como ‘necesidad creada’. Lo demás como dije es comercial, es publicidad, sugestión y cierta forma de esclavitud mental que hace más pobre al pobre y más rico al rico.

Cuando no hay dinero pero hay creatividad, no hay problemas; una se las arregla para pintar un cuadro, hacer un flan- una torta o una carta, o recortar una flor en el jardín... y esos son detalles que verdaderamente a madres como yo, conmueven.

Ahora bien, cuando no hay dinero ni creatividad, usted se puede alcanzar a imaginar la ansiedad y angustia innecesaria que causa no poder dejarle un juguete a tu hijo en nochebuena, por ejemplo. O no llevarle a la madre un presente en nuestro ‘supuesto’ día, cuando todos los días son de madre.

A mí me pasaba cuando aún era inmadura, cuando pensaba que el dinero era importante (hace muy poco, eh!) Luego comprendí que somos espantosamente manipulados desde todos los francos... por la tele, los celulares, dispositivos, carteles en las calles, propaganda escrita, etc.

Desde que debuté como persona madura, como a los cuarenta y pico, allá en New York; no  me dejo afligir con algo tan banal. Fui una niña vieja. Ahora pretendo ser una vieja joven fiel espejo de mi madre; pero con una conciencia desarrollada a base de lecturas y autoaprendizajes al vapor. En fin... con ciertas neuronas pensantes que me permiten tener mucho que aprender.
Trabajé desde adolescente y posiblemente viví tan rápido todo ese hermoso proceso de crecer que añoro esos momentos para saborearlos como  tragos cortos e intensos de la mejor bebida envejecida. 
Es cierto: “hay más placer en dar que en recibir”... definitivamente; pero muchas veces no se puede dar lo que no se tiene ni se ha tenido nunca. Ahora bien... siempre hay algo que podemos dar aunque no tenga precio en el mercado pero si valor... valor sentimental.
Y eso va por muchos sentidos. Las masas se dejan adoctrinar, alienar, imponer la música, los discursos políticos, la dramatización del quehacer estatal, y hasta la moda... y si no somos avispados, y con alguna neurona pensante nos determinan hasta el caldo de gallina que le debemos echar a nuestro cocido, que a propósito es fatal para la hipertensión arterial.
A propósito del ‘día’ de la madre dominicana y de la necesidad de pensar... me cuestiono y lanzo la bola al debate público sobre la necesidad de diferenciar el concepto de Madre. 
Madre no es quien se embaraza biológicamente y tiene una criatura y la ve crecer de lejos como Dios quiera, por no decir, sin compromiso social, emocional ni humano. No, eso no es ser madre.
Madre no es aquella que educa violentamente. Endilgando toda suerte de culpa y frustraciones propias a los hijos... no entra en la clasificación de madre. Madre tampoco es la permisiva. La que todo lo permite y aplaude. La que soluciona con regalos sus ausencias. La que compra besos y abrazos. Eso no es ser madre. Madre no es aquella que grita, que se enfurece, que maltrata de forma sicológica y física a sus hijos cuando las cosas no le salen como quiere. Repito No es la que manipula, la que controla, la que quiere ejercer tiranamente... la que manda porque si... Madre es la que explica, la que escucha, la que gobierna democráticamente y acepta cuando se equivoca. Madre es la cómplice de la vida.
Madre no es la que controla al padre y a los hijos porque no tuvo una infancia igual. No es la que recuerda que tienes suerte de tener padre y madre porque no tuvo eso. Como si los hijos fueran culpables de los atropellos de sus antepasados. Madre no es la que se vale de los hijos para chantajear emocionalmente a su ex con ellos. Mucho menos la que habla pestes  del padre delante de sus hijos, aunque se lo merezca. No, eso no es ser madre. Una madre se puede equivocar y es válido pero nunca ser mezquina. Eso no ingresa en la naturaleza de una verdadera madre.
El sinónimo perfecto de la palabra madre es abnegada, o lo que es lo mismo... virtuosa. Una madre siempre es sacrificada. Una madre ama por encima de todo. El amor de una madre no tiene precio pero tiene valor. Valor que se sustenta en la justicia y la ética. El amor lo puede todo. El amor perdona. El amor todo lo sufre en silencio, sin rencores, sin memoria...el amor de madre no manipula. No pide, no exige, da. Da en abundancia. Da de su sueño:

Madre es ese insomnio perenne que nace con los hijos y ya nunca nos deja. El amor de madre da sin esperar nada a cambio. Solo amor. 

La madre es un ser divino. No toda mujer que tiene hijos es madre. Ni toda mujer que no tiene hijos no lo es. Se puede ser madre con el compromiso, la dedicación,  la sabiduría, con la entrega, con el amor, nuevamente. Lo más importante es la presencia, el abrazo, el hacer la tarea diaria, el beso, la mirada, el apoyo incondicional... el estar ahí respirándoles al oído... leyendo sus preocupaciones. Siendo ejemplo de que la vida no fácil pero hay que ser la mejor versión de nosotros como amante madre, guía, hijo-a, esposo-a, amigo-a. 
Una madre es un diamante en bruto que se va puliendo con los años de amor y dedicación a sus hijos. ¡Que vivan las madres del mundo! FELICIDADES a las madres dominicanas.    

EliQuezada, 27-5-2018